jueves, 17 de marzo de 2016

Atlas...



El mundo gira con las mismas fuerzas ocultas que mueven nuestros corazones.


Alguna vez en algún momento de mi vida, recordé lo mucho que me gustaba observar el cielo nocturno, ver lo maravilloso de las estrellas, los astros, o al menos lo que mi vista podía lograr ver. Me gustaba confabular las estrellas con alguna etapa de la vida, algún momento feliz o triste y guardarlo en una de ellas. Así para cuando yo regresara a mi viejo hábito de mirar el cielo nocturno, no olvidaría, no dejaria atras todo lo bueno y lo malo y asi podria recordar donde estoy y hacia dónde voy.

Las estrellas siempre están presentes en el cielo con su inmensa luz, hay noches en las que parecen haber desaparecido, pero a la noche siguiente aparecen de nuevo. Jamás se fueron, siguen ahí. Y me resulta curioso, curioso porque muchas de estas estrellas ya han muerto, ya han dejado de existir, ya se perdieron en el inmenso universo y solo sus restos permanecen como nuestra memoria: Intacta.

Entonces, ¿Qué es lo que vemos brillar en el firmamento? Pues es sencillo, muchas de ellas aún existen pero las que ya no, no pierden su brillo, porque sus restos siguen suspendidos en el espacio, aparte de que la luz tarda mucho en llegar a la tierra a pesar de los años. Osea que aun brillan asi ya tengan años de no existir. Lo cual me lleva a pensar, que es algo sorprendente y muy nostálgico.
 
Nosotros como seres humanos podemos llegar a ser como las estrellas, podemos perder nuestro brillo, si resulta que alguna vez lo tuvimos, pero al igual que ellas, podemos hacer que siga vivo a pesar de nuestra ausencia. Porque podemos irnos, podemos desaparecer, o simplemente podemos morir. Pero si dejamos huella en las personas que dejamos, si dejamos huella con nuestros actos de buena fe, con nuestros logros, con nuestros sueños, con nuestra vida en sí. Dejamos parte de nuestro brillo en esas personas, en esas cosas, en ésta vida. Un brillo que seguira vigente por muchos años, y que si tenemos la suerte de haber hecho bien nuestra labor en este planeta, la heredarán otras personas para seguir brillando por el mundo.
 
No habremos dejado de existir por completo, nuestra luz al igual que el de las estrellas seguira viajando, viajando a través de esta vida. Y lo más importante, así como algunos miran las estrellas para admirar lo hermosas que son a pesar de que algunas ya no esten, habrá personas que nos recordarán, que habían perdido toda fe en sí mismas, pero al ver nuestra luz en cualquier cosa que hayamos impregnado con esta, nos recordarán y será su motivo para seguir, para no rendirse. O solo para sonreír por un instante, así como yo sonrio cuando veo las estrellas.
 
Oh si, es impresionante como el mundo que nos rodea puede resultar muy curioso, y sobre todo muy familiar con nuestra vida diaria. Solo tenemos que fijarnos bien en esos detalles que la vida nos regala, en esos momentos que pueden pasar desapercibidos, pero que nos pueden dejar sin aliento de lo sorprendentes que son.
 

Nuestra luz seguirá presente por mucho tiempo, solo no olvidemos cómo encenderla en el mundo.





Nadir Shepherd


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