lunes, 18 de abril de 2016

Monstruos en peligro...


Hay monstruos aquí otra vez...


Todos alguna vez le hemos temido a la oscuridad, quizás porque no podemos apreciar con cierta claridad lo que hay frente de nosotros, quizás porque nos impide ver algún peligro o algo que estamos buscando, o sencillamente le tememos por que creemos que hay Monstruos que acechan en la oscuridad para atacarnos.

Quién no ha lidiado con la idea de que hay monstruos en la oscuridad, podría asegurar que casi todos nosotros, en todas las edades claro. El hecho de ser adulto no significa que no le tengas miedo a los monstruos de la oscuridad. En cierta forma los monstruos que percibe un adulto pueden ser más escalofriantes que el que se imagina cualquier niño.

Pero bueno, no estoy aquí para contarles una historia de miedo (Sería interesante hacerlo, por cierto), si no para decirles que a veces esos monstruos que creemos que están acechando por nosotros, pueden ser en realidad nuestros grandes compañeros, pueden ser los únicos que nos entienden, pueden ser buenos. Si, se lo que dije. Los monstruos no necesariamente tienen que ser crueles, despiadados, aterrorizantes que nos quieren comer. Bueno, no en la mayoría de los casos. Si es lo contrario, pues te deseo suerte y espero puedas defenderte de uno de ellos. 

La verdad es que todos tenemos monstruos que nos persiguen, que nos vigilan, que estan ahi en algun sitio. ¿Su misión?... Protegernos.

Cualquiera creería que las cualidades de un monstruo es ser repulsivo y debe causar temor. Pero, ¿Por qué nos empeñamos en quedarnos con esa idea? Es sencillo, a veces nos cuesta creer que alguien a quien jamás le confiaremos nada, resulte ser nuestro héroe. No le tenemos fe a los desconocido y  mucho menos a lo que nos causa miedo.

Hay un monstruo muy común entre nosotros los mortales, uno que jamas nos dejara a pesar de que crezcamos, al contrario, conforme más avanzamos en esta vida, mas grande se hará. Si, ese monstruo es muy conocido, y es llamado: Pasado.

En si, hay muchos otros monstruos que nos persiguen y que no nos abandonan. Puede ser llamados de distintas formas: Dolor, Sufrimiento, Coraje, Armonía, tu Ex (Uno de los peores o al menos eso dicen)

Debemos comprender que estos Monstruos que creemos aterradores, no siempre lo son. Analizalo bien, te daras cuenta que ahi estan cuando te sientes solo, feliz o quieres estar contigo mismo nada más. Están ahí observando como creces, como avanzas. Pueden ser nuestros mejores amigos.

Salen de la oscuridad por las noches y te dejan una nota en tus sueños para alentarte, para animarte, para evitar las pesadillas. Están ahí molestando siempre para que hagas las cosas bien, desde cero. Para que no tengas que buscar la salida más fácil, para que venzas todos esos miedos que no te dejan en paz. Están para acompañarte en todo triunfo y fracaso. Solo tienes que saber reconocerlos y ser agradecidos con ellos, ellos se incomodan si los haces sentir menos o los asustas.

Si, todos conocemos a los monstruos. Ya se en un cuento o en la vida misma. Pero hay algo curioso también de ellos. Si te la pasas enfrentandolos, ahuyentandolos, te dire que puedes convertirte en uno. Y ahí radica un problema más allá de lidiar con uno. El hecho de que a veces un monstruo humano, es la peor amenaza de todo lo que está a su alrededor.

¿Mi consejo? 

Hoy por la noche, dale las gracias.


Nadir Shepherd



martes, 12 de abril de 2016

Cubre tus huellas...

 



El pasado que estaba enredado se desenvuelve y se arroja al horizonte.



Huellas, que son más que marcas en el tiempo. Marcas del paso de la vida en nosotros, en nuestras acciones, en las personas que nos rodean, en nuestros corazones, en fin, son marcas del destino.
No debemos confundirlas con las cicatrices, porque si bien, ambas son marcas, las cicatrices permanecen por mucho tiempo en nosotros. En cambio las huellas son marcas temporales, en algún momento del tiempo se perderán. Se irán, desaparecerán. O al menos hasta que así lo queramos.
Todos hemos dejado huellas por doquier, hemos dejado marca de nosotros en las cosas que hacemos, en las personas que conocemos y en los momentos que vivimos. Pero no siempre significara que serán permanentes. Hay personas que dejan una huella que creemos imborrable en nosotros, que no nos permite estar tranquilos, son como tatuajes en la piel que serán difíciles de borrar.
Entonces, ¿Que debemos hacer con estas huellas?
Es sencillo, o quizás no lo sea. Se necesita el valor y la fortaleza para borrarlas, ósea ¡Son huellas! Deben irse si así lo queremos, no son cicatrices de por vida. Debemos cubrirlas, debemos hacer lo posible para que no nos sigan perturbando.
Debemos decirle al corazón que las cubra, que es momento de hacer nuevas marcas, de dejar huellas de nosotros mismos en los demás, en todo. Huellas que deben ser recordadas, por todo lo bueno que hemos hecho.
Y dejar atrás las que nos manipulan, las que nos impiden progresar. Debemos decirnos:
Alma, extiende las alas, emprende el vuelo lejos de aquí, lejos de estas huellas. Llevamos a un lugar donde podamos comenzar de nuevo. Levanta esta jaula más alta que cualquier otro sueño.
Cuerpo, sana las heridas, ha sido un tramo difícil, lleno de obstáculos. Pero has sobrevivido, deja que las cicatrices sean nuestras marcas de guerra, pero no dejes que las demás te consuman. Anda, recupera la voz, levántate de una buena vez.
Mente, recupera tu ritmo. Enciende tu luz de nuevo, vence la oscuridad, deja de encerrarte. Anda, vamos. Es momento de capturar cada momento que persigues. Tomo el control.
Tú, si tú. Cubre tus huellas, extiende tus alas, sanate, recupera el ritmo. Solo así podrás borrar esas huellas que no te dejan tranquilo. No hay nada que no puedas hacer, no hay imposibles que no puedas vencer.
Vamos, ya deja de quejarte. Levántate, mira a tu alrededor. Hay un hermoso mundo que espera a ser revelado ante tus ojos. Corazón, late con fuerza, que tu sonido se escuche retumbar en todos lados.
Huellas, no causen daño. Dejen la marca de todo lo increíble de nosotros, anden, vayan, díganle al mundo que estamos listos. Que nuestras huellas serán recordadas, no por el dolor, sino por lo la alegría que rebosan en ellas.


Mundo, enséñame de nuevo lo que he olvidado.



Nadir Shepherd