lunes, 9 de mayo de 2016

Bajo el cielo nublado...





Vamos a caminar, a caminar bajo la lluvia para limpiar nuestros temores.


Era una tarde como cualquier otra, había decidido quedarme en casa para pasar el tiempo metido en el ordenador. Pero de repente escuché un fuerte ruido, provenía de afuera, salí y pude percatarme que se estaba oscureciendo el cielo, estaba nublándose.

El clima empezó a cambiar, empezó a correr un ligero viento que acariciaba mis mejillas, que me hacía sentir un poco de alivio. Inmediatamente pensé que llovería al instante, pero no fue así. Después del trueno que había escuchado, ya no escuche nada más. Solo el viento recorriendo las copas de los árboles. Susurrándoles secretos que la gente tira al viento.

Entonces me dije:

- Vamos, sal a caminar un rato, la tarde esta hermosa para distraerte-

- Pero, ¿Y si llueve?

- Pues ve preparado, pero no para cubrirte de ella, sino para empaparte, vamos un poco de agua no te matara-

- Eso sí, está bien, de eso se trata esto, de cometer pequeñas locuras-.


Alisté lo que necesitaba por si la lluvia me sorprendía y salí de casa sin ningún rumbo. Solo comenzar a caminar a donde el instinto me llevara. (Quien necesita estar cuerdo para tener pequeñas aventuras).

Caminando sobre la acera, me di cuenta que las calles lucían un poco vacías, quizás la gente había decidido irse a casa, llegar rápido para no mojarse con la lluvia. ¡Me encanta! Me dije, la verdad caminar por las calles llenas de personas no es lo mío, es mejor caminar con un poco más de espacio en la acera, sin menos ruido para poder escuchar tus pensamientos. Muchas veces nos olvidamos de escucharnos.

Al pasar por un enorme árbol, pude observar sus hojas moverse con la intensidad del viento. Pude observar esa danza que hacían sus ramas al sentir el viento recorrerlas. Y pensé:

- Oye, esto es increíble, vaya que amo apreciar mi entorno, los árboles, las personas, el clima, las plantas, los animales, todo eso que siempre está, pero jamás observamos con detenimiento -.


Es una verdadera lástima que las personas jamás se detienen a ver todo esto, solo siguen su camino, tan a prisa por llegar a su destino, incluso cuando no saben cuál es.

Conforme seguí mi camino, pude escuchar de nuevo los truenos en el cielo, como tambores que anuncian el principio de algo grande. Entonces pensé que ya era momento de volver a casa, ya me había alejado lo suficiente, ya había empapado mi vista con el paraje urbano y único que solo este clima puede ofrecer.

Me dispuse a dar la vuelta en la siguiente cuadra y me topé con una pareja de chicos. Él la tomaba de la mano, mientras ella lo tomaba del brazo con su otra mano. Que escena mas romántica, pensé. Y reflexioné un poco, más allá de que quizás no sean novios, más allá que sí lo son tienen problemas, mas allá de todo lo común y ordinario que puede haber en una pareja, pude ver algo que no siempre podemos ver en los demás: Felicidad

Una vez me enamore, y digo una vez, porque a pesar de que no me he embarcado en una sola relación, solo me sentí enamorado de verdad una vez.  Me sentí como esa pareja que observé, yo también le observaba con esos ojos que dicen más de lo que las palabras pueden decir, con esa sonrisa que solo ambos conocíamos. Porque a pesar del distanciamiento, vaya que me enseño todo lo que necesitaba aprender y miré hacia el cielo y dije:

- Tú de verdad me enseñaste el coraje de las estrellas antes de irte-.

Mi mirada se perdió por un instante y de mis labios emanaron palabras en forma de susurro diciendo: Gracias. Acompañados de una sonrisa espontanea.

Siguiendo con mi apresurado camino, me topé con un perrito, un perrito en situación de calle. Lo quede viendo mientras buscaba en la basura, algo en mi dio un vuelco. Había un pequeño vacío, me hubiera encantado poder ayudarle, me hubiera encantado cambiarle la vida, me hubiera encantado haber estado para el siempre. Me hubiera gustado de verdad demostrarle que a pesar de que la situación en la que estaba era por culpa de un ser humano como a mí respecta, yo jamás le haría daño, yo jamás le hubiera abandonado a su suerte. Intente acercarme para acariciarlo, pero al verme salió corriendo, pobre de verdad, tiene miedo, ya no cree en los demás, está herido y decepcionado, huir es su única manera de sobrevivir en este mundo tan injusto para él.

Una gota se resbalo sobre mi rostro, era una gota de lluvia. Los pensamientos de que aquel momento se perdieron por un instante. Ahora pensaba en apresurarme, porque a pesar de que iba preparado para la lluvia, no estaba seguro de querer empaparme en ella.

Las pequeñas gotas empezaron a ser más grandes y más frecuentes, ya cubrían mas partes de mi rostro.

Me detuve y decidí no caminar más apresurado, decidí disfrutar de ese momento. Porque para eso me prepare, porque para esto tome la decisión de un inicio de comenzar el viaje.

La lluvia se dejó caer más fuerte mientras yo seguí caminado más lento. Sentí el agua fresca sobre mí, sentí esa frescura combinada con ese típico olor a tierra mojada. Oh si, estaba feliz, estaba disfrutando mucho ese momento. Aunque quizás mañana me arrepentiría por quizás pescar algún resfriado, no deje que eso me arruinara ese momento, ese instante era mío y de nadie más. De esto se trata todo, de esto se trata vivir.

Caminé bajo la lluvia sonriendo, quizás pude haber pasado por un loco, pero me dio igual. No estoy aquí para ser un cuerdo aburrido...

...Solo ser un loco feliz.

 

 

Nadir Shepherd.